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EL CAMINO DEL TECLADO.......

  • Jamás me hubiera imaginado, en finales de la década del 80, que podría estar escribiendo en casa, en una maquina tan compleja. Hoy se lo ve como una cosa normal. Pero en esa época ni soñabamos con algo así. Se me vino a la cabeza ( y por eso este texto) la imagen de aquellas maquinas de escribir que llegué a usar durante años en las oficinas del viejo Ferrocarriles Argentinos. Y fue allí, en esas oficinas enormes llena de ficheros y arquivos , que me descubría escribiendo algún texto solo por el placer de hacerlo sobre un teclado. Seguramente debe haber un salto muy grande y una diferencia impresionante entre una maquina de escribir de los finales de los 80 a esta maravilla moderna que es una lap top. Lo tragicómico, es que nosotros, en esa empresa cascoteada por todos durante décadas y pateada en las costillas despúes de tocar el suelo, usabamos maquinas inglesas de comienzos de siglo ( leáse siglo pasado). Eran de hierro fundido y bastante pesadas para andar con una en la mochila. Le salían unos bracitos de metal desde el centro que terminaban en cada una de las letras, redonditas, de metal también. Al apretarlas con fuerza suficiente, otros bracitos de metal con cada una de las letras en relieve castigaba la hoja de papel ( la que todo lo acepta) que si no estaba debidamente sujetada por un arco metalico contra la bobina de caucho (supongo) donde reposaba hacía un ruído similar al de un tincle sobre el corazón de una hoja suspendida en el aire por dos dedos. Antes del impacto con la hoja, el inevitable encuentro con la tinta, contenida esta en una cinta que siempre estaba entre el pequeño cuño y el papel. Verdaderas piezas de museo en cualquier parte del planeta, en estas latitudes eran el motivo de mi fascinio. Por lo menos, mi mas nuevo juguete, del cual solo podía usufruir en ese ambito y en horas de expediente. Antes de esa oficina ocupé el maravilloso cargo de limpiador de estación y trenes. Mi alegría era incontenible y la estación era la propia Rosario Norte. Muchas historias para contar en ese escaso pero suficiente año. El tren, que casi siempre salía lavado del lado del andén era el Rosarino que hace, hasta hoy, Rosario- Buenos Aires por escasos 30 pesos ( o menos). Algunos habrán viajado en el. Linda la clase común y mejor el pullman. Pero para lavarlo de los dos lados una vez por semana se te hace largo, sabés.

    • Volviendo a la máquina. A la hora en que se me ocurrío comprar una, aparecieron las eléctricas, que eran una maravilla de la tecnología, pero eran caras. Despúes de encarrar varios años de escuela y sin necesitar una maquina propia, la vida me puso en la carretera. Y si existe un lugar donde no precisás una maquina de escribir es justamente ahí, en la carretera. Hoy estoy aquí , nadie sabe si es el final del camino, pero mientras se decide escribo en este lap top sueco pasado de moda y lleno líneas verticales. Las teclas son suaves y no hacen ningún ruído. Escribo y solo se escucha el movimiento de algún vecino distante y el susurro del mar. Ah, para el caso de querer hacer alguna copia, no preciso usar papel carbónico. Para mí está muy bien. No preciso mas nada. Chau. Germán. dic. 2010

2 comentários:

  1. Eu até hoje sou apaixonada por essas velhas maquinas.Tenho uma mexicana, herança do meu pai e foi nela que escrevi meu projeto de fim de curso na facul. Gosto muito de passar por aqui!Venha conhecer o blog dedicado somente a Samariquinha:www.ateliersamariquinha.blogspot.com
    o trabalho da sua amiga está esse mes nas bancas de todo brasil, numa revista chamada faça facil.beijos,Mi

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  2. conheço a revista, Mi....acho que já dei umas olhadas. Sempre tem coisas interesantes e agora com atua participaçao, imagina só...ah..e a ver se doa aquela maquina para algúm museo viu....vou entrar no teu blog....bjs

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